lunes, 16 de mayo de 2011

Teoría X y teoría Y.

El autor de estas teorías es McGregor, el cual en su obra "El lado humano de las organizaciones"nombra ambas teorías como método de percibir el comportamiento humano dentro de las organizaciones.

Según la teoría X: asume que los individuos tienen tendencia natural al ocio, por lo que el trabajo es una forma de castigo. Por esos motivos, en una organización es necesaria la supervisión y la motivación. Las premisas de dicha teoría son:
    • Al ser humano medio no le gusta trabajar y evitará a toda costa hacerlo.
    • Debido a su aversión natural por el trabajo, a la mayor parte de las personas hay que obligarlas, controlarlas, dirigirlas y amenazarlas con el castigo pra lograr que pongan suficiente esfuerzo en la obtención de los objetivos de la organización.
    • Los seres humanos normales (promedio) prefieren ser dirigidos, desean evitar responsabilidades,
      tienen relativamente pocas ambiciones y desean la seguridad ante todo.
    En palabras del propio McGregor:
    "Este comportamiento no es una consecuencia de la naturaleza del hombre. Más bien es una consecuencia de la naturaleza de las organizaciones industriales, de su filosofía, política y gestión".


    Según la teoría Y: considera que los subordinados encuentran en su empleo una fuente de satisfacción y que se esforzarán siempre en lograr los mejor resultados ya que ello repercuté en el espíritú de superación del propio empleado y en la organización. De este modo, es responsabilidad de la organización establecer las condiciones con las cuales los trabajadores puedan alcanzar sus propias metas y dirigir sus propios esfuerzos para alcanzar los objetivos mientras buscan la realización de los de la organización.

    Los supuestos que fundamentas esta teoría son:
    • El desgaste del esfuerzo mental y físico en el trabajo es algo tan natural como el juego o el reposo. El ser humano no siente una aversión natural por el trabajo. Según las condiciones controlables, el trabajo puede ser fuente de satisfacción (se hará de forma voluntaria) o de castigo (se evitará en lo posible).
    • El control externo y la amenaza del castigo no son los únicos medios de lograr que se trabaje por la obtención de los objetivos organizacionales. Las personas practicarán la autodirección y el control de sí mismas en vista de los objetivos que acepten.
    • La adhesión a los objetivos depende de las recompensas que se concedan por su logro. La más importante es la satisfacción del ego y de las necesidades de autorrealización.
    • El ser humano promedio aprende, no sólo a aceptar la responsabilidad, sino a buscarla.  
    • La mayoría de las personas poseen alto grado de imaginación, creatividad e ingenio que permitirá dar solución a los problemas de la organización.
     
    Ambas teorías deben ser consideradas, un administrador eficaz reconoce la dignidad y las capacidades, así como las limitaciones de los subordinados, por lo que deberá reconducir el comportamiento del empleado según la actividad que deba desarrollar para alcanzar los objetivos.

    Según la tarea o situación de la empresa, se requerirá un enfoque u otro. A veces, es adecuado utilizar una estructura más autoritaria, mientras que en otras circunstancias dar libertad de actuación a los empleados en sus tareas (ya que ellos mismos conocen su trabajo mejor que nadie) puede llevar a alcanzar los resultados de forma eficiente y eficaz.


    En mi opinión, la teoría Y es la idónea en las empresas, ya que se debe confiar en los empleados, que contribuirán al logro de los objetivos para su propia realización y como medio de demostrar su valía a los gerentes. Se deben asignar las tareas a los subordinados, pero dando cierto margen para que ejerciten su imaginación, inteligencia y quizás aporten mejores ideas de cómo realizar cierta actividad en su propia área. Pensar que es mejor la teoría X, puede llevar a pérdidas de tiempo, puesto que es mejor confiar en los individuos esperando que aporten lo mejor de sí mismos, y si al final su comportamiento no es el adecuado, intentar dialogar y motivarlo para que actúe de la mejor forma posible. En caso de que no reaccione de forma positiva, no debemos ser ingenuos, y entonces sí despedirlo.





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